El rótulo es un elemento imprescindible en la imagen de marca para un comercio o una pequeña empresa. Sirve principalmente para dar visibilidad al emplazamiento de un establecimiento y, si está bien diseñado, no sólo servirá para que se te reconozca desde la otra punta de la calle, sino que invitará a tus clientes potenciales a entrar porque transmite la imagen y los valores de la empresa.
Pero, admitámoslo, no siempre es sencillo plantear qué clase de rótulo necesitamos, o si el que tenemos es el adecuado. No siempre tenemos una fachada en la que se pueda colocar un rótulo convencional, y muchas veces se abusan de soluciones típicas que no ayudan a diferenciar un comercio del resto.
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Para que puedas valorar hasta que punto tu rótulo es adecuado para fomentar la visibilidad de tu negocio, toma nota de la siguiente lista:
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1. El rótulo es adecuado a tu imagen de marca
Es importante que tu rótulo sea adecuado, y ha de serlo en varios sentidos:
Por un lado, tu rótulo debe cumplir con tu imagen de marca, esto significa que tiene que transmitir los mismos valores y filosofía que el resto de tu marca, y estar diseñado utilizando la misma línea: color, tipografía y composición han de seguir un hilo común. Nada de rótulos azules si tu imagen corporativa es roja. ¡Coherencia ante todo!
Esto no significa que tu rótulo deba ser una reproducción exacta de tu logotipo. Dale al rótulo la importancia que merece haciendo de él un elemento único, pero que vaya en la misma línea que el resto de la imagen de marca.
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2. El rótulo es adecuado al emplazamiento que ocupa
El rótulo no sólo ha de ser adecuado a la imagen que proyecta tu marca. También ha de serlo al lugar que ocupa en tu fachada.
Veo muchas veces establecimientos comerciales que se empeñan en poner en su fachada un rótulo al uso aunque no tengan el espacio necesario para ello. Si por cualquier circunstancia en tu fachada no cabe sobre la puerta un rótulo típico, bien de letras corpóreas o montado en un panel, simplemente no lo pongas. Hay muchas otras opciones para rotular una fachada. No intentes meter con calzador un elemento que no quedará bien, sólo porque sea lo habitual. Un rótulo diferente dará de ti una imagen diferente, no te empeñes en tomar la vía clásica y explora otras ideas.
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3. El rótulo es distintivo
Al hilo de despegar tu rótulo comercial de lo convencional, viene este punto. No hagas de tu rótulo una copia de otros rótulos que ves por ahí, busca diferenciarte.
Si por desgracia tu imagen de marca utiliza una gama de colores muy similar a la que otros establecimientos en tu zona utilizan también en sus rótulos, opta por implementar tu gama de color de otra manera en tu fachada. Invierte el color de fondo o de texto o plantea soluciones que no impliquen color (como letras corpóreas metálicas) pero busca que tu rótulo no sea tan similar a otros que pueda confundirse a lo lejos.
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4. El rótulo llama la atención
También es importante que tu rótulo llame la atención, que sea atractivo y diferente, y de ese modo, más fácil sea recordarlo y asociarlo a tu negocio. No es indispensable, aunque es un gran plus a tener en cuenta.
Es importante no confundir “llamar la atención” con “tener el rótulo más estridente”. Para que un rótulo sea llamativo no hace falta que sea gigantesco, ni utilice fuentes muy grandes o colores impactantes.
En ciertos contextos muchas veces se llama la atención sin necesidad de grandes florituras. Algunos modelos de negocio que cuidan especialmente su imagen optan por rótulos que llaman la atención una vez reparas en ellos, pero que no suponen un “grito” en la fachada del establecimiento. Esto sucede por ejemplo con estudios, y comercios o empresas que se dedican a productos exclusivos. A veces un rótulo discreto es más llamativo que algo grande y llamativo de por si, siempre que esté bien diseñado y tenga en cuenta el público al que se dirige.
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5. Al crear el rótulo, pensaste en tu público
Si lo has hecho todo bien al crear tu imagen de marca, tu rótulo estará bien enfocado al público al que te diriges. Pero, por si acaso, nunca está de más que te lo plantees.
No es lo mismo que en tu establecimiento ofrezcas productos o servicios a adolescentes que a la tercera edad. Los colores, la composición, el modo de comunicarse… todo cambia cuando cambia el público.
Asegúrate de que tu rótulo es un letrero de bienvenida para los clientes potenciales que quieres atraer.
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