La imagen de tu empresa es aquello por lo que el cliente te recuerda. Es tu seña de identidad, lo que te define, la huella que dejas en los demás.
Del mismo modo que te preocupas por la ropa que llevas o de ir a la peluquería cada cierto tiempo, la imagen de tu empresa también necesita que la mimen y le proporcionen los cuidados necesarios.
Mejorar la imagen de tu empresa es una tarea que requiere dedicación, y para ayudarte, te presento 3 claves imprescindibles que debes tener en cuenta para mimar y fortalecer la imagen corporativa de tu empresa y llegar, cada día, más y mejor a tus clientes.
Mejorar la imagen de tu empresa es una carrera de fondo, una tarea que tendrás que ir desarrollando con el tiempo, pasito a pasito. ¿Por qué? Porque lo que sirve para hoy, quizás no sirva mañana.
Todo pasa de moda. Todo se queda anticuado, o deja de ser funcional con el paso del tiempo.
Con la imagen de una empresa pasa lo mismo. Tus productos o servicios cambian con el tiempo, del mismo modo que cambian tus clientes. Cambian los aspectos generales como los valores sociales, la manera de entender el mundo, el modo de relacionarnos. Y también cambian los aspectos más concretos, como los métodos de pago o la atención post-venta.
Del mismo modo, también tiene que cambiar tu marca.
Permanecer actualizado es la garantía para que tus valores actuales conecten con tu público actual. Es el modo de tener por seguro que el mensaje que quieres transmitir de verdad llega a quién va dirigido.
Mejorar la imagen de tu empresa no es algo que puedas hacer en un día. Requiere de una planificación estratégica, para saber en qué punto está tu empresa, a dónde quieres llevarla, y cuáles son los pasos necesarios para ello.
En este artículo te ofrezco 3 consejos que te ayudarán a comprender cuál es la mejor manera de mejorar la imagen de tu empresa, para que empieces a dar los primeros pasos que te llevarán a conseguir una imagen de marca sólida y coherente.
Porque ahí es exactamente donde está la clave. Los diseñadores especializados en desarrollo de imagen de marca trabajamos para que el resultado de los proyectos de branding ofrezcan al cliente una solución gráfica que refleje solidez y coherencia. Éstos son los dos aspectos fundamentales que convertirán una imagen de marca a secas en una imagen de marca profesional.
La solidez y la coherencia permitirán que tus clientes potenciales reciban el mensaje que tu empresa desea transmitir. Te definen como profesional y se convierten en un valor añadido. La solidez y la coherencia son sin duda los mejores aliados de la imagen de marca.
Y para conseguirlos es necesario, como te decía, mantener tu marca actualizada. Tener claro quién eres en cada momento y a qué clientes te diriges dentro del mercado son algunas de las claves que debes analizar para que aquellas decisiones que tomes sean las más acertadas a fin de mejorar la imagen de tu empresa.
Pero en todo proceso siempre hay herramientas que nos hacen la vida más fácil. En este caso te ofrezco 3 consejos para que comiences a implementar en tu negocio, y así des el primer paso para mejorar la imagen de tu empresa.
Nunca me canso de repetirlo: una imagen de marca coherente es el modo de conseguir transmitir profesionalidad, seriedad y confianza.
Asegúrate de que mantienes la coherencia en la imagen que proyecta tu empresa. Esto no sólo significa que debes respetar los aspectos básicos como el color, la tipografía, la composición y el uso del logotipo; sino que debes poner especial atención en que todos los elementos en los que interviene la imagen de marca estén enfocados a transmitir los mismos valores.
¿Tu imagen de marca está presente allí donde la necesitas? Haz un análisis de todos los elementos que relacionan a tu empresa con el cliente: desde la tarjeta de visita a la factura, pasando por el rótulo, la página de Facebook o el uniforme de los empleados, todos los elementos deben estar pensados para trasmitir el mismo mensaje.
Asegúrate de que tu imagen está bien representada en cada uno de esos elementos.
Es importante renovarse. Lo que estaba vigente hace cinco años no tiene porqué ser lo que se considere hoy como aceptable. Es importante detectar en qué aspectos nuestra imagen se va quedando obsoleta para poder renovarla paulatinamente, de modo que su imagen se adapte siempre al contexto en el que nos relacionamos con el cliente.
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