Seguro que tienes claro que la importancia está en los pequeños detalles. Te ofrezco 3 claves para identificar errores gráficos en tu imagen de marca, y así evitar que esos pequeños fallos no afecten de manera negativa a la imagen de tu empresa.

Si tienes un comercio o una pequeña empresa eres consciente de la cantidad de material gráfico que necesitas utilizar día a día: albaranes, facturas, tarjetas de visita, carteles, panfletos, folletos, contratos…

Todos estos elementos, por simples que sean, forman parte de la imagen de marca de tu negocio. Mantener una imagen de marca coherente y adecuada es imprescindible para que, tanto los clientes que ya tienes como los potenciales, te perciban como profesional; y el tipo de imagen de marca que te representa, dirá de ti si formas parte de un negocio competente, arriesgado, cercano, seguro, convencional, a la última, etc.

Es habitual que, por razones de urgencia, por descuido o porque no somos conscientes de la importancia que tienen ciertos detalles, algunos de estos elementos que conforman tu imagen no hayan sido diseñados específicamente, o que te hayas visto en la necesidad de “improvisar sobre la marcha” cualquier elemento que de repente de hace falta, sin contar con un diseñador que te asesore.

Que esto suceda es más que frecuente. En nuestro trabajo diario muchas veces nos olvidamos de planificar ciertos detalles, y de repente es necesario contar con una tarjeta de visita de urgencia, un aviso extraordinario, etc.

Para “salvarte la vida” en estos casos, recopilo 3 formas sencillas de detectar errores en cualquier producto gráfico.

Si el aviso, tarjeta, cartel, folleto, etc, que te ves obligado a improvisar, cumple alguna de estas 3 premisas, atento: es probable que estés estropeando tu imagen de marca sin darte cuenta.

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1. Cuenta el número de tipos de letra diferentes.

¿Cuántos tipos de letra son necesarios para diseñar un cartel? ¿Y una tarjeta de visita, un folleto o un albarán? Para todos ellos la respuesta es la misma: generalmente con una es más que suficiente. Dos también es un número aceptable si están bien utilizadas. Tres es probable que sea síntoma de error grave.

Existe una tendencia general a pensar que para resaltar un apartado o una palabra dentro de un texto, es un buen recurso utilizar un tipo de letra distinto al que tiene el resto del escrito. Error que generalmente suele terminar en folletos/carteles/documentos llenos de tipos de letra diferentes, en colores y tamaños diferentes, para resaltar diferentes elementos. Con lo que, al final, nada resalta, y el conjunto de información pierde totalmente la coherencia.

Para resaltar algo es mejor utilizar los recursos propios que ofrece cada tipo de letra, como su versión en cursiva o en negrita, mayúsculas y capitulares.

Si el logotipo de tu empresa está diseñado con una tipografía apta para escribir texto, ¿por qué no usarla para todo aquello que lleve el sello de tu empresa? Hago especial énfasis en eso de “apta para escribir texto”. Hay muchos tipos de letra con ornamentos, o con un grosor determinado, que las hacen no aptas para escribir más allá de una palabra o frase corta. Si éste es el caso de la tipografía de tu logotipo, se hace necesario seleccionar otro tipo de letra que convertir en un estándar de empresa para cuerpo de texto.

Y recuerda, para los tipos de letra, como para todo en la vida: cuanto más sencillo, mejor.

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2. Cuenta el número de colores diferentes.

Al igual que sucede con los tipos de letra, no es necesario utilizar un montón de colores para expresar una idea. Es más, generalmente, sucede más bien al contrario.

Los diseñadores tenemos conocimientos específicos sobre aspectos como composición o psicología del color, por lo que, cuando usamos colores, no lo hacemos de manera arbitraria. Elegimos los colores en función a un criterio concreto en cada caso, dónde a veces priman factores como la legibilidad, y otras veces es más importante buscar un impacto visual, o jugar con las connotaciones que tienen los colores y las sensaciones que producen en nosotros como seres humanos.

Pero entiendo que no tengas ni tiempo ni ganas de estudiar psicología del color para salir airoso de un apuro, por lo que, de manera generalista, debes tener en cuenta que, si puedes usar dos colores, no uses tres.

Es importante tener en cuenta que no todos los colores valen, ni puedes usar los colores que quieras alegremente. Céntrate en mantener los colores que componen tu imagen de marca, y si te sales de ellos, que sea por algo justificado, como por ejemplo, algo específico para navidad o el día de San Patricio.

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3. Comprueba la calidad de las imágenes

La última premisa parece de género bobo, pero te asombrará darte cuenta de material gráfico con imágenes de mala calidad que pueblan nuestras calles. Te animo a fijarte. Por todas partes encontrarás imágenes pixelizadas. Desde el catálogo del súper a los carteles de los conciertos, es facilísimo encontrar elementos gráficos con imágenes en una resolución no apta para el resultado final. Ahora mismo, en la Plaza de España de la ciudad desde la que tecleo, hay una marquesina de autobús con un mupi con la imagen de unos audífonos tan pixelizados que se sabe que son audífonos porque lo pone debajo.

Es una pena que, por culpa de una imagen mal elegida, que no tiene la calidad necesaria para reproducirla al tamaño que queremos, el resultado final se vuelva en nuestra contra.

Si no se ve bien, no sirve. Ésa debe ser una regla inquebrantable. Merece la pena utilizar una imagen que se vea bien y te guste menos, que una que se vea mal, y estropee el conjunto.

Te aseguro que, siguiendo estos tres consejos rápidos, evitarás en tu día a día cometer errores que, por simples que parezcan, son determinantes para degradar poco a poco tu imagen de marca.

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